¿Es malo el glifosato?

Incedios

Cuando alcanza una temperatura lo suficiente alta se descompone formando unos humos muy tóxicos.

De forma habitual, teniendo en cuenta las condiciones climáticas, los tejidos vegetales no llegan a 230 grados, excepto cuando se queman, ya sea porque hay un incendio o porque un residuo agrícola es incinerado o usado como fuente de biomasa. En la práctica es relativamente habitual que los tejidos vegetales contaminados de glifosato acaben quemados y que se desprendan unos gases muy peligrosos para la salud humana, incluso unos óxidos de nitrógeno y de potasio altamente contaminantes.

Suelo

Tiene una elevadísima afinidad por el suelo, se une de forma muy fuerte y permanente a la arcilla del suelo, por eso su movilidad dentro del mismo es casi insignificante y a pesar de su alta solubilidad en agua, una vez que llega al suelo y se enlaza con una arcilla es difícil que se lave.

Se sospecha que ocurre algo similar con la materia orgánica, el humus y el complejo arcillo-húmico. Pero es un aspecto que aún no ha recibido la suficiente atención por parte de la comunidad científica para tener explicaciones sólidas.

El glifosato se une a las partículas del suelo ocupando el lugar que, en condiciones normales, ocuparían nutrientes útiles para las plantas, por eso el uso de glifosato comporta una cierta pérdida de la fertilidad del suelo.

Cuando esta molécula cae al suelo, sus propiedades químicas hacen que una parte que queda ligada a las arcillas y probablemente a otras muchas partículas pero hay otra parte que queda libre, bien porque las arcillas ya están saturadas o bien porque no hay mucha arcilla en el suelo.

Esa parte libre no tarda mucho en ser degradada. Por sí solo y sin que intervenga ningún microorganismo el glifosato se degrada rápidamente a AMPA.

Esto sirvió de excusa durante muchos años para que la industria agroquímica aportara estudios que demostrando que el glifosato duraba muy poco en el suelo y por tanto era seguro. Pero hoy sabemos que el AMPA tiene unos efectos sobre la salud y el medio ambiente muy similares a los del glifosato y cuando se estudia la contaminación por glifosato ahora ya se tiene en cuenta el AMPA.

Ante una sustancia tan controvertida sobre la que actúan enormes intereses económicos que, lamentablemente, actúan de resorte ante las evidencias científicas de sus aspectos nocivos debería imperar el principio de precaución para salvaguardar el planeta y nuestra salud. Aplicar dosis de una sustancia de actividad herbicida tan (deliberadamente) desconocida al medio natural es asumir un riesgo demasiado alto. No sólo por sus efectos en la calidad de suelo, sino por la adsorción del glifosato y la lenta degradación del herbicida en ciertas condiciones. Lo peor de todo es que la opinión pública es mayoritariamente unánime al respecto pero las decisiones políticas, una vez más, toman otras direcciones.