Guía general sobre las asociaciones de cultivo
Las asociaciones de cultivos es un tema apasionante del que podemos sacar un gran partido en nuestros huertos domésticos.
Tenemos claro que cuando habláramos de este tema, debía ser desde las evidencias que existen hasta el momento y explicando los motivos y beneficios concreto que puede aportar cada asociación.
Ya existen en internet demasiadas tablas simplificadas de cultivos de las que la única información que podemos extraer es si dos plantas se benefician o se perjudican. También abundan los consejos que nos indican dos cultivos que deberíamos plantar cerca sin explicar nunca el objetivo que se persigue.
Este pretende ser un artículo que actúe como guía de asociaciones de cultivo de forma general, aunque también hemos querido ir aportando ejemplos concretos que puedas aplicar en tu huerto.
¿Cómo de cerca hay que plantar los cultivos?
La primera idea que nos surge cuando pensamos en una asociación de cultivos son plantas compatibles, que se benefician al crecer juntas, así que lo primero que queremos abordar es cómo de juntas deberían crecer estas plantas.
Pues depende.
Una asociación favorable entre dos plantas no tiene porqué darse cuando estas crecen juntas, a veces la asociación funciona mejor cuando las plantas están separadas, por ejemplo, ciertas plantas atraen determinadas plagas actuando como plantas/trampa.
En un caso así podría ser interesante alejar estas plantas atrayentes de un cultivo sensible. Y aunque existe bastante distancia entre estas plantas, esta es una asociación que podemos usar en nuestro beneficio.
Incluso pueden existir asociaciones favorables entre cultivos que no crecen durante la misma temporada, son esos casos en los que un cultivo mejora las condiciones para el que vendrá a continuación.
De todas formas la manera más habitual de asociar cultivos, es plantándolos cerca y por eso mucha gente cree que mediante las asociaciones se pueden reducir los marcos de plantación. En un huerto doméstico, el marco de plantación viene dado por las necesidades de cada planta y aunque las empresas de semillas o los manuales siempre van a darnos unas distancias exactas, lo cierto es que en función de la calidad del suelo, la humedad disponible y el tipo y concentración de microorganismos éstas podrán crecer más o menos juntas.
Por regla general, si en nuestro huerto establecemos que una planta necesita un espacio, no suele funcionar bien el sembrar otras plantas reduciendo esa distancia mínima.
Existen excepciones a esta norma, por ejemplo hemos comprobado que si plantamos tagetes a los pies de una tomatera un vez que ésta ha desarrollado ya sus raíces, ambos cultivos pueden convivir en el mismo espacio.
Pero en la mayoría de casos esto no funciona bien, o al menos esa ha sido nuestra experiencia en todos estos años de cultivo. Las coles son probablemente uno de los cultivos que menos tolera que otra planta invada su espacio. Puedes asociar otros cultivos con las coles pero siempre respetando esa distancia mínima que vendrá dada por las características de tu huerto ecológico.
¿Cómo se relacionan las plantas entre ellas?
Una asociación entre dos o más plantas se da como consecuencia de una relación que existe entre estos organismos. Las plantas establecen relaciones indirectas, como por ejemplo cuando una planta actúa como atrayente de un determinado insecto del que se beneficia otra o relaciones mucho más directas, por ejemplo, la competencia por un recurso.
Pero también está el caso de plantas que comparten recursos, de plantas que se benefician mejorando la disponibilidad o absorción de nutrientes, de ciertas plantas que pueden emitir señales que ciertos depredadores u otras plantas saben interpretar, e incluso pueden relacionarse las unas con las otras bajo el suelo por enormes redes de micorrizas, o de segregar sustancias alelopáticas con las que inhiben el crecimiento de otras plantas.
Estamos hablando de un ecosistema complejo donde se dan todo este tipo de relaciones a la vez y esto contribuye a la estabilidad y a la capacidad de recuperarse ante una perturbación. Al igual que en la naturaleza, la diversidad aporta más tipos de relaciones y eso contribuye positivamente al ecosistema, en un huerto sucede exactamente lo mismo.
Tipos de asociaciones de cultivos
Para mejorar o preparar el suelo
En la naturaleza muy pocas veces encontraremos un suelo en el que no crezcan plantas. Dejar una zona del huerto sin crecimiento de plantas durante un tiempo es literalmente interrumpir el ecosistema en esa zona.
Por eso en estas ocasiones es muy útil sembrar cubiertas vegetales para que así la vida en el huerto no se detenga.
La presencia de plantas siempre nos aportara más beneficios que dejar ese espacio vacío y en este sentido cualquier planta puede servirnos como cubierta vegetal, aunque si ponemos un poco de atención en las necesidades que tiene ese espacio y escogemos bien las plantas, podemos crear una asociación muy favorable entre la cubierta verde y los cultivos que vendrán a continuación.
Por ejemplo, si en una zona brotan con mucha facilidad las hierbas adventicias o plantas silvestres entre los cultivos podríamos plantar una cubierta verde de una especie de judía «Vigna ugniculata» que tiene un efecto alelopático, es decir, que segrega unas sustancias que impiden la germinación de otras plantas
Además, cubriría rápidamente la superficie. Eso sí, si usas una cubierta en este tipo, alelopática, es muy importante que en el siguiente cultivo no pretendas sembrar directamente, sino que deberías hacerlo en semilleros y trasplantar el plantín al suelo.
Seguramente el efecto más conocido y mas buscado en una cubierta verde es el aporte de nitrógeno, por eso es habitual el uso de leguminosas, algo de lo que hablamos en un vídeo.
Una cubierta vegetal suele gestionarse mediante siegas, ciertas plantas al segarlas morirán y ese sería el fin de esa cubierta verde. Otras, sin embargo, tienen tendencia a rebrotar y para acabar con ellas haría falta remover el suelo.
Ya sabes que no somos partidarios de la labranza, así que nuestra recomendación es usar plantas que no tiendan a rebrotar en el huerto y así con una simple siega dejaremos un montón de materia orgánica en superficie, todas las rizosferas llenas de microorganismos bajo el suelo y mantendremos el suelo sin perturbar.
En cambio, las cubiertas más permanentes, que tienden a rebrotar pueden ser muy interesantes entre los cultivos leñosos y perennes.
Una cubierta que podamos acabar con ella con una simple siega podría ser plantas de avena, mostaza, habas o zanahorias. Y una cubierta mas persistente podría tener plantas de veza, trébol o equinácea silvestre.
Queremos hacer una mención especial a aquellas plantas que nos ayudan descompactando el suelo, ya que muchas veces se comenta sobre este problema cuando hablamos sobre la no labranza. El aporte de materia orgánica en forma de grandes cantidades de compost y el trabajo de los microorganismos son las mejores herramientas para conseguir una verdadera descompactación del suelo, pero usando ciertas plantas en nuestras cubiertas verdes también podemos contribuir a ello.
Por ejemplo, el trigo sarraceno tiene una potente raíz pivotante capaz de atravesar capas compactas del suelo y además aportara un montón de flores preciosas al huerto. Otros cultivos de raíz como los nabos o los rábanos forrajeros también funcionan de maravilla si al segarlos dejamos que esa raíz se descomponga bajo el suelo. Imagínate, por ejemplo, una cubierta que contenga nabo Daikon, que son unas plantas de raíces enormes de hasta 60cm de profundidad, que se dejan descomponer en el lugar. En nuestra opinión no hay labrada que se acerque a los resultados que se pueden llegar a obtener con este tipo de prácticas.
Para controlar plantas adventicias
La mayoría de nosotros protegemos el suelo y la vida que alberga mediante los acolchados, aunque este mismo efecto también se puede conseguir mediante la siembra de una cubierta verde. En este caso la cubierta estaría sembrada a la vez que el cultivo principal y por eso deberíamos considerar para estos casos solo a cultivos de una altura baja.
Además deberíamos sembrar estas cubiertas cuando el cultivo principal tenga cierto tamaño y por eso nos conviene que este tipo de cubiertas germinen rápido. La planta mas común para este tipo de usos son los tréboles, que consiguen tapizar rápidamente una superficie impidiendo la germinación de adventicias, protegiendo el suelo del sol directo y además tiene muy poca necesidades en nutrientes.
Otra buena estrategia es usar cultivos alelopáticos como por ejemplo la avena. Cuando segamos este cereal, el residuo que queda, esos restos vegetales tienen un efecto alelopático, de hecho hay quien acolcha su huerto con paja de avena para impedir el crecimiento de las plantas silvestres.
Como estructuras para trepar
Es probable que la asociación de hortalizas más popular que existe sea la llamada Milpa o las tres hermanas, también hay quien la conoce como asociación precolombina en la que se combina un cultivo rastrero y demandante de nitrógeno como la calabaza con un cultivo muy poco exigente en nitrógeno como las judías y para que éstas puedan trepar se siembran a los pies de las plantas de maíz.
En este caso las relaciones entre los tres cultivos son muchísimas: la calabaza actúa como cubierta verde, las colonias de Rizhobium de las raíces de las judías pueden contribuir al crecimiento de las otras dos plantas, pueden existir conexiones mediante micorrizas, el maíz podría albergar pulgones que no afectan a las otras plantas pero que si atraen a depredadores. El polen de la calabaza puede alimentar a la fauna auxiliar del huerto, etc. pero entre todas estas relaciones existe una muy básica pero muy importante: el sustento que proporciona el maíz a las judías.
Podemos inventar muchas asociaciones de este tipo, simplemente teniendo en cuenta algunos conceptos generales: procura que la planta que hará de soporte tenga un tamaño considerable cuando plantes la trepadora, piensa en el tamaño final que tendrán ambas plantas y ten en cuenta que la planta de soporte debe resistir el peso de la otra planta.
Por eso, aunque muchas veces se recomienda asociar plantas como girasoles y pequeñas calabazas o amarantos con chayotes, a nosotros lo que más nos gusta asociar son árboles con plantas trepadoras. Por ejemplo, el año pasado tuvimos calabazas trepando por las moreras, un calabacín marroquí que produjo muchísimos frutos trepando por un abeto y un chayote que se enramó por un pino. También podemos asociar dos plantas perennes, es el caso de las lianas y los árboles, que se usa mucho en los bosques de alimentos en permacultura. Así podemos cultivar kiwis o uvas usando otros árboles como soporte. ¿Sabías que en Grecia existe un cultivo tradicional de vid en el que se usan cipreses como soporte para las cepas?
Para el control de plagas
Uno de los usos que nos parece más interesante de las asociaciones de cultivo es el de la gestión de plagas y para entender este aspecto debemos plantearnos como localiza una plaga a su planta huésped.
Existen diferentes mecanismos, la forma más directa que tiene una plaga para localizar su alimento es visual. En este caso, la mejor estrategia es la de no concentrar muchas plantas del mismo cultivo en una misma zona ya que siempre les será más fácil detectar 50 lechugas que 4 lechugas. Pero esta no es la única estrategia que usan, porque muchas plagas no tienen el sentido de la vista tan desarrollado y se sirven de otros mecanismos, como por ejemplo, la detección de señales químicas que segregan sus plantas huésped. Vendría a ser como una especie de olfato que usan para detectar su objetivo.
Las plantas con un fuerte olor suelen ser apropiadas para este tipo de protección. Si sembramos ajos alrededor de los pimientos, vamos a dificultar que el pulgón verde detecte el olor del pimiento. Si cultivamos albahacas entre los tomates también pueden enmascarar su olor y hacer que sean más difíciles de localizar por trips.
Y un asociación muy curiosa es la de el calabacín con capuchina, ya que por un lado ese olor característico de la capuchina va a enmascarar el del calabacín para esconderlo de los gusanos de la calabaza. Pero es que además si escogemos una variedad de capuchina de estas que son más expansivas y tienden a trepar o tapizar una zona y dejamos que crezca entre las hojas de calabacín podemos conseguir un doble efecto, ya que hay muchos insectos que cuando localizan un posible objetivo necesitan asegurarse muy bien de que esa planta es la que creen que es.
Para comprobarlo se posan varias veces sobre ella, si la primera vez que se posan detectan que es la planta que están buscando vuelven a repetir ese aterrizaje varias veces y sólo si en la mayoría descienden sobre su objetivo se decidirán a atacarla o poner sus huevos sobre ella.
Podemos confundir fácilmente a este tipo de insectos cultivando mucha biodiversidad, muchas especies vegetales distintas. Si conseguimos reducir la distancia entre plantas porque tenemos un buen suelo al que le aportamos mucha materia orgánica y así retiene la humedad y hay muchos microorganismos, esto funcionará mucho mejor.
Conjugando las plantas que atraen plagas o plantas-trampa con aquellas que enmascaran el olor de otras podemos crear lo que se conoce como método “push and pull”. Es muy conocida la acción de la capuchina como planta trampa, funciona muy bien atrayendo un montón de plagas y por eso mucha gente las siembra junto a otros cultivos que quiere proteger.
Esa es una estrategia que podríamos usar pero el método push and pull sería justamente lo contrario, alejar nuestras capuchinas del cultivo sensible para que las plagas tiendan a ir hacia ese lugar donde esta la capuchina y además reforzar este efecto plantando otra planta que enmascare los aromas junto al cultivo sensible.
Ya ves que más que darte recetas para el éxito, nos gustaría que empieces a aplicar las asociaciones con lógica y entendiendo el porqué de cada cosa. Podrías seguir el método push and pull sembrando cultivando Aliso (Lobularia maritima) lejos de tus tomateras y albahacas entre éstas porque la lógica detrás de esto está en desplazar la plaga hacia otro lugar.
Otra estrategia diferente podría ser sembrar las aliso justo al lado de las tomateras porque así a la vez que atraerán a las plagas hacia ese lugar, también atraerán a los depredadores de las plagas y si encima lo combinas con unas flores ricas en polen como unas manzanillas estarás atrayendo aún más a esos depredadores de plagas ya que muchas veces en sus formas adultas se alimentan de polen.
Sin duda la lucha biológica es la mejor forma de controlar la presión de las plagas y las asociaciones de cultivos pueden ayudarnos muchísimo con la gestión de ese control biológico en el huerto.
Para controlar enfermedades
Las asociaciones entre plantas también pueden ayudarnos con el control de enfermedades. Si por ejemplo, en una zona tenemos cada año afectación por hongos podríamos plantearnos dejar de cultivar durante un invierno y sembrar una cubierta verde de mostaza blanca, que segrega a través de sus raíces sustancias antifúngicas.
Evidentemente este tipo de medida puede contribuir, pero no será suficiente. Lo que podrías hacer es combinarlo con la fumigación con bacterias lácticas durante la primavera y el verano, inocular el suelo con Bacillus Subtilis o con Pseudomonas Fluorescens según el tipo de hongo que tengas, evitar mojar las plantas con los riegos y cosas tan simples como retirar las hojas infectadas antes de que caigan al suelo para evitar la dispersión de esporas.
De una forma muy parecida el cultivo de tagete durante el verano puede reducir la población de algunas especies de nemátodos parásitos y si eso lo combinamos con la siembra de cultivos resistentes e inoculamos el suelo con alguna micorriza capaz de cazar los nemátodos podríamos llegar a controlar una plaga bastante complicada sólo con métodos biológicos y además muy respetuosos. Justo lo que buscamos en un huerto de cultivo ecológico. Cuando pretendemos actuar de esta forma debemos ser constantes, persistentes y atajar el problema desde muchos flancos distintos.
Otra estrategia que nos puede ayudar a reducir la incidencia de algunas enfermedades es reducir las salpicaduras de agua cuando las gotas caen al suelo. Aunque te pueda parecer algo insignificante, este es el método de propagación de muchas enfermedades fúngicas. Si cubrimos el suelo con una cubierta verde que tapice el espacio entre plantas podemos reducir muchísimo el número de salpicaduras.
El trébol es una opción perfecta en estos casos aunque también podrías plantearte una opción intermedia entre cubierta vegetal y acolchado. Se trata de sembrar una hilera de cebada o avena (aunque también podrías usar otros cereales) cercana a tu cultivo y periódicamente ir segando esa hierba para utilizar ese material para acolchar bajo las plantas.
Para aumentar la polinización
Si hay un tipo de asociación que nos encantan son aquellas que sirven para atraer a los polinizadores al huerto, evidentemente nos estamos refiriendo a las flores. Ciertas plantas atraen muchísimo a las abejas, normalmente son aquellas que producen más néctar y las abejas al alimentarse del néctar van a ir dispersando el polen de una flor a otra.
Esto es especialmente interesante para aquellas flores que se polinizan básicamente gracias a los insectos, como son las cucurbitáceas. Tener más polinizadores contribuye directamente a aumentar la cosecha de calabazas, pepinos, melones… Pero es que otras flores que nos son tan dependientes de los insectos para polinizarse, como son aquellas que tienen tendencia a la autopolinización también se benefician porque cuando uno de estos insectos beneficiosos se posa sobre ella provocan una vibración que libera más polen de los estambres.
Por eso te recomiendo reservar un espacio de tu huerto para flores melíferas o para aquellas que tu observes que en tu zona son las que más atraen a las abejas.
Aquí funciona muy bien la facelia, el romero y los girasoles, por ejemplo. ¿Sabías que existe un tipo de abejas que están muy especializadas en polinizar cucurbitáceas? Para ellas resulta de gran ayuda encontrar muchas cucurbitáceas juntas. Sabrás que tienes la visita de estos insectos si encuentras machos pasando la noche dentro de las flores cuando éstas se cierran.
Aunque siempre pensamos en las abejas como polinizadores la verdad es que otros insectos benéficos también cumplen esta función, como las moscas por ejemplo.
Además el polen sirve como alimento para muchas especies que, en su fase de larva, son grandes depredadores o parásitos de trips, pulgones y otras plagas. En este sentido te recomendamos que en tu huerto haya, siempre que sea posible, alguna umbelífera en flor, puede ser apio, zanahoria, hinojo, angélica, perejil…pruébalo y y verás la cantidad de insectos que veras pasearse sobre sus flores.
Conclusión
Con toda esta información te invitamos a que diseñes tus propias asociaciones de cultivos. El primer paso será identificar el objetivo que quieres conseguir y partir de ahí puedes utilizar estas estrategias u otras que tu conozcas para diseñar un sinfín de asociaciones. Sólo observando los resultados durante varias temporadas y en distintas zonas y contextos de tu huerto podrás comprobar que esa asociación realmente funciona para ti.
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Muy interesante. Gracias
Es una buena pagina. gracias por cotribuir a propagar el amor por la agricultura. Un saludo